El hierro ha acompañado al ser humano por más de mil años, pero hace 108 años se descubrió que mezclando pequeñas cantidades de cromo aleadas al acero común se vería incrementado sus cualidades como la resistencia a la corrosión generada por elementos como aire o agua.
Las primeras investigaciones corresponden a los científicos Stoddard y Farraday en Inglaterra mientras que en Francia se encontraba Pierre Berthier; para el año 1821, estos avances no podían realizarse debido a las limitaciones tecnológicas pues resultaba imposible minimizar el contenido de carbono o controlar el cromo dentro de las aleaciones.
51 años después en 1872, los científicos ingleses Woods y Clacrk, logran registrar una patenten correspondiente a una aleación de hierro compuesta de 30%/35% de Cromo y 2% de Tungsteno. Esto cuenta como la primer patente del “Acero inoxidable”. Hasta 1875 del francés Brustelein, el fue el primero en señalar que, con un alto porcentaje de cromo, el contenido de carbono debería mantenerse en 0.15%.
En 1895 y después de una pausa de dos décadas en el desarrollo de nuevas aleaciones donde una gran cantidad de desarrolladores fracasaron en el intento de crear acero con bajo contenido de carbono llego el químico alemán Hans Goldschmidt, el cual desarrollo el “proceso de reducción aluminio-térmica” el cual se volvió necesario para la producción del cromo libre de carbono esto marco la solución para continuar con el desarrollo de aleaciones para crear nuevos aceros.
Para 1904 Leon Guillet lanza a la comunidad científica una gran investigación sobre aleaciones hierro-cromo, este concluye en la composición de aceros que ahora conocemos como ferríticos y martensíticos mientras que en 1906 desarrolla aleaciones con níquel, composición que es considerado como el fundamento de los aceros inoxidables austeníticos, pero no se reconoció el potencial a la corrosión de sus desarrollos.
El inglés W. Gilsen en 1909 publica un trabajo sobre los aceros cromo-níquel, este seria usado por Albert Portevin para desarrollar el acero inoxidable 430. Hasta 1911 los alemanes W.Borchers y P.Monnartz descubrieron la correlación entre el contenido de cromo y la resistencia a la corrosión, ellos señalan que cuando la aleación contiene al menos 10.5% cromo se da esta resistencia.
Brearley probo su acero inoxidable con distintos ácidos como nítrico, cítrico y acético, por lo que al percatarse de la resistencia reconoció el potencial de su “acero inoxidable” para el sector de la cuchillería. Continuo con el trabajo alrededor de este enfrentándose a dificultades como la producción de las hojas de los cuchillos por ello recurrió a Ernest Stuart quien perfecciono el proceso de fabricación, juntos lograron mejoras y bautizaron a su invento como “Stainless Steel”.
Durante 1908 Krupp Corp. intento atribuirse la invención del acero pues pudieron un acro cromo-níquel para el casco de un barco, este contenía una concentración de 10.5% de cromo. La empresa trabajo desde 1912 a 1914 en el desarrollo de aceros inoxidables austeníticos utilizando concentraciones de 1% de carbono, menos de 20% de níquel.
Entre 1911 y 1914 en Estados Unidos se trabajó en el desarrollo de aceros inoxidables férricos, los cuales contienen 16% de cromo y 0.15% de carbono. Existen datos que permiten conocer que en 1912 el polaco Max Mauemann realizo estudios sobre la aleación resistente a la oxidación, el presento su descubrimiento al público y reclamo el título de inventor durante la exposición de Viena de 1913. A la par, Suecia quiso atribuir el logro de realizar la primera aplicación práctica del acero en este caso, para la construcción de armas, cuya industria era una de las mayores promotoras de tal desarrollo.
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